SIN MIEDO
Sin miedo es el título de mi último libro, un cuento infantil ilustrado por Leli Cantarero y dedicado a mi sobrino Álvaro.
Todo surgió a raíz de un encargo que la maestra de mi sobrino le había hecho a mi hermana como madre de alumno y miembro del AMPA:
Le había pedido que escribiera un cuento para Halloween porque pensaban hacer un cuenta-cuentos en esas fechas. Mi hermana, a su vez, que sabe que me gusta fabular, me pidió a mí que llevara a cabo ese encargo y que lo escribiera, pero el asunto no me inspiraba gran cosa, así que estuve bloqueada hasta que un día en una clase de primero de ESO en la que intentábamos hacer algo relacionado con esa efeméride (ya instalada en nuestra cultura), uno de mis alumnos de origen rumano me dijo que Halloween le daba mucho miedo, que no podía ni oír pronunciar su nombre. Me sorprendió que un chiquillo que procede de la tierra de Drácula me dijera eso. Entonces pensé que no estaría nada mal escribir una historia de alguien a quien le da pánico todo lo relacionado con vampiros, murciélagos...
Se unieron varios aspectos importantes:
Se unieron varios aspectos importantes:
a) Lo poco que me inspira el evento.
b) El mucho miedo que le da todo esto a un niño de 12 años, algo raro entre estos chavales a los que les entusiasman los disfraces, las caretas, los esqueletos...normalmente.
c) El origen del chaval, Rumanía, de donde procede nuestro insigne Drácula.
d) Y lo más importante para mí: el miedo real, el verdadero miedo que pueden sentir jóvenes y niños, o familias enteras en otras edades, al exilio, a abandonar su tierra, a no entender a los que los rodean, a dejar atrás a seres queridos, a alejarse de sus olores, de sus colores, de sus paisajes... sin entender, la mayoría de las veces, por qué sucede.
b) El mucho miedo que le da todo esto a un niño de 12 años, algo raro entre estos chavales a los que les entusiasman los disfraces, las caretas, los esqueletos...normalmente.
c) El origen del chaval, Rumanía, de donde procede nuestro insigne Drácula.
d) Y lo más importante para mí: el miedo real, el verdadero miedo que pueden sentir jóvenes y niños, o familias enteras en otras edades, al exilio, a abandonar su tierra, a no entender a los que los rodean, a dejar atrás a seres queridos, a alejarse de sus olores, de sus colores, de sus paisajes... sin entender, la mayoría de las veces, por qué sucede.
La suerte estaba de nuestro lado, como casi todo lo que rodea a ese pequeño tigrecillo llamado Álvaro, porque en esos días Leli, una artista como la copa de un pino, estaba realizando unos cursos de diseño en Málaga y se alojaba en casa de mi hermana. Por propia iniciativa decidió añadirle al cuento algunas imágenes que, por supuesto, me mostraron. Ahí se me encendió una lucecita y le propuse a la artista hacer un trabajo más detenido, ilustrando el cuento según las secciones en los que yo lo había dividido. Desde el principio había pensado en Pepín Morales, que tiene una imprenta, Taller del Sur, y que ya me había hecho otros trabajos (Margaritas en mi pelo en dos formatos distintos, una preciosidad). Se lo propusimos y nos pusimos todos manos a la obra con una enorme entrega y gran ilusión. Cada idea propuesta era mejorada siempre por alguno de nosotros y el confinamiento, que en principio nos estaba ahogando, fue fundamental para dedicarle el tiempo necesario a las ilustraciones por parte de Leli y al diseño por parte de Pepín (bueno, y a algunas correcciones en el texto que vi necesarias).
Más o menos eso ha sido el proceso, así ha sido cómo se fraguó este proyecto que hoy se llama Sin miedo.
Sin miedo y con mucha, muchísima ilusión hemos llevado a cabo este proyecto y el resultado lo tendrá que valorar el receptor, sea niño o adulto.
Sin miedo y con mucha, muchísima ilusión hemos llevado a cabo este proyecto y el resultado lo tendrá que valorar el receptor, sea niño o adulto.
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